
¡Ojalá, con deseo e imperio lo digo, no te hubiese conocido nunca, así me hubiera dado la oportunidad de seguir conociéndome mejor!
Ni te esperaba, ni se planificó, pero todo ha sido tan tormentoso como cuando no esperas al amor, y llega. Porque no nos hemos tenido ni un ápice de amor.
Yo, en ese castillo de ilusión tan grande que me hice sola, me he dado cuenta que esas palabras se las había llevado el viento entre sílaba y sílaba que ibas pronunciando.
¡Dejabas escapar la mentira del día para la tonta de la semana!
Hubiera roto todas las reglas, como esquemas en mi cabeza rompí por ti, pero cruzar dos calles, eso era demasiado para ti.
No has visto lo bien que me queda el rojo, es ironía. Como no sé silbar, ni te imaginas lo que me motivo en mi casa bailando con mis cascos, las batallas que llevo a mis espaldas.
Has jugado feo, a lo marrano, con ases en la manga que llevaban el nombre de la siguiente chica que tocaba.
Pero no ha sido esta tonta la que te hecho sentir, ¡es la que te ha hecho reír!
¡Y no has sabido verlo! ¡No has querido! Porque la única que ha vivido con los ojos tapados he sido yo.
Ahora con esta venda me hice una coleta, porque, como dice mi mejor amiga, así estoy más guapa.
Y así, con tu venda sacada, después de mucho me libero del juego, aunque no lo haya pasado y se haya convertido en una jugada de parchís, donde te comen y tienes que volver a casa y empezar de cero una vez tras otra.
Esta noche me elijo: en casa, sin más partidas ni vidas por darte, con coleta, sintiéndome jodida, pero contenta.
