JC - La guardería de Sandra
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Marina Salvador García


Trece años en el momento de redactar esta página


Esta historia está basada en el cuento… ¿lo conoces?

Hace unos años, en un barrio de Madrid, Sandra, una mujer muy positiva y con las ideas claras abrió una guardería. La guardería se llamaba “Guardería Nube”. Ella estaba convencida de no necesitar a nadie que la ayudase.

El día que abrió sus puertas llegaron muchos padres y madres a matricular a sus hijos. Poco a poco, aquello se fue llenando de niños.

Cierto día, a la hora de la siesta que todos dormían, una niña que se despertó y comenzó a jugar. Con el ruido, los otros niños también se despertaron y también quisieron jugar. Sandra quiso que se durmieran otra vez, pero no lo consiguió.

Al día siguiente, a la hora de la siesta, ninguno quería dormir, todos querían jugar. ¡Ayer lo habían pasado en grande! Y Sandra, de nuevo sin éxito, hizo cuanto pudo porque durmieran un poco.

Desesperada, salió al patio a que le diera un poco el aire, pero… ¡también allí había niños y niñas corriendo, jugando…!

¡QUE HORROR, LOS NIÑOS SE HABÍA APODERADO DE TODA LA GUARDERÍA!

Fue en tonces cuando decidió contratar a otro maestro o maestra para que la ayudara. Publicó anuncios por todo el barrio ofreciendo el trabajo. Y llamó Noelia, una mujer que, por su voz, parecía tranquila y simpática y se interesaba por el trabajo. Sandra pidió hablar con ella personalmente. Durante la entrevista, Sandra le explicó el problema de las siestas y le aseguró que si conseguía que durmieran, el puesto sería para ella.

Al día siguiente, a la hora de la siesta, mientras los niños corrían y jugaban, Noelia empezó a contar un cuento, y todos, todos, los niños, poco a poco, se fueron sentando en torno a ella. Cuando acabó el cuento, ¡todos dormidos.

Al terminar la jornada Sandra dijo que podía haber sido casualidad, y que no sabía si haría bien contratándola, por eso repetirían la prueba el día siguiente. Y así fue. Y ocurrió lo mismo, y Sandra pidió realizar una nueva prueba. Noelia se sintió engañada y utilizada. Por eso al día siguiente no los durmió y se marchó.

Pasó una semana. Los padres protestaban por la falta de sueño de sus hijos y Sandra no tuvo otro remedio que llamar a Noelia y a sus cuentos. Y Noelia volvió, pero con un sueldo muuucho mayor.

De hace dos años. Ahora, todas las tardes, la voz de Noelia susurra un cuento y todos se duermen. Yo también.

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