Educacion y Sanidad: Sólo profesionales
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OPINIÓN

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Son cada vez más frecuentes los comentarios, consejos, afirmaciones y propuestas de personas que, por interés crematístico o convencidas de que contribuyen a la construcción de un mundo mejor, tratan de influir y catequizar a los no iniciados con discursos contrarios al sentido común, pero expresados de manera rotunda y revestidos de un barniz de supuesta modernidad que les otorga cierta credibilidad.

Cuando se profundiza en la persona o institución (la Red pone a disposición del interesado infinidad de fuentes de documentación oficial públicas que no infringen la Ley de Protección de Datos), el asombro llega al paroxismo al descubrir «profesionales» salidos de universidades que jamás impartieron en sus aulas la titulación que se exhibe, o másteres, siempre sobre enseñanzas no regladas, obtenidos on-line en academias y pseudo-universidades que expiden sus diplomas con el aval de instituciones inexistentes o no reconocidas y radicadas en los lugares más recónditos del planeta, sin olvidad a aquellos que, por convicción ideológica, interés o frustración personal, razones legítimas si se argumentan más allá del insulto a quienes se manifiestan en otra postura, solo buscan la inestabilidad constante o la confrontación indiscriminada.

Dos pilares de la sociedad moderna, sanidad y educación, resultan campos especialmente abonados para hacer fructificar esplendorosamente la peligrosa semilla de «coachismo progre» oportunista que, con su verbo «buenista» teñido de verde-ecológico y adornado con una mano de pintura emocional, gana terreno frente al hacer cualificado de los auténticos profesionales de las aulas y las consultas médicas, debidamente acreditados para actuar en tales medios, anulados por la proliferación de mensajes de aquellos que, cualesquiera que sean sus razones, se presentan como lo que no son y pontifican sobre algo que no conocen, la inteligencia emocional, cuyos dictados interpretan, seguramente, a través de la lectura de algún libro de autoayuda, posiblemente record de ventas, pero poco riguroso en la interpretación de las ideas que realmente plantearon Daniel Goleman o, su fuente de inspiración, el premio príncipe de Asturias, Howard Gardner, padre de la teoría de la inteligencia múltiple, para quien la gestión de las emociones es solo una más de las funciones que controla la facultad intelectiva humana, junto a la lingüística, lógico matemática, espacial…, así hasta ocho. Cualquier propuesta que potencie de manera exagerada el desarrollo de una en detrimento de las otras, inevitablemente producirá individuos con personalidades desequilibradas.

Algún ejemplo concreto extraído de la colección que he recopilado en los últimos tiempos, puede justificar el innegable enfado que mueve estas líneas.

En educación.

Una autodenominada «coach», muy presente en redes sociales educativas, con gabinete de orientación abierto y discurso, con frecuencia, belicoso, no duda en aconsejar y proponer estrategias de actuación docente y contradocente. Hace dos años, en su currículo profesional conservado en varios portales especializados en la búsqueda de empleo, acreditaba una formación profesional de primer grado como auxiliar de puericultura y una experiencia de tres meses como recepcionista en un gabinete de psicología madrileño. Su página web, la que publicita en sus consejos, la presenta como Licenciada en Psicología por una universidad que, me confirma expresamente, no imparte, ni impartió nunca, esa titulación.

En medicina.

  1. El «Instituto X» se ofrece para cursar másteres, nada baratos, de medicina alternativa y natural. Publica imágenes de su «campus» e instalaciones, incluida una biblioteca espectacular. Según especifíca, el título obtenido está certificado por una organización mundial de salud natural, que también cubre con becas el cincuenta por ciento del coste de los estudios. Lo curioso es que tanto el «instituto» como la «organización mundial» que lo respalda tienen su sede oficial en un pueblecito cántabro y son propiedad de una empresa declarada como de «multiprecio» especializada en alimentos para mascotas. Las imágenes de las instalaciones corresponden a una biblioteca holandesa.
  2. El «Instituto Z» se centra en los mismos contenidos que el anterior. Además, pone a disposición de los interesados un consultorio de medicina natural online que responde preguntas y aconseja remedios. Los registros mercantilen la identifican con una empresa catalana dedicada hasta 2012, año de la crisis económica, a la rotulación de carreteras.

Y suma y sigue.

Todos ellos, son un magnífico ejemplo de emprendimiento capaz de encontrar en cada momento aquellos resquicios que la sociedad presenta para generar negocio y basan sus estrategias en atrayentes mensajes colgados en las redes sociales donde se aplauden las «ocurrencias» de colegios que alardean de sustituir en sus aulas la formación numérica, histórica o lingüística, por técnicas dirigidas al dominio de la respiración (un comentarista socarrón preguntaba cómo se podía llegar a edad escolar desconociendo tales mecanismos), y al control mental o emocional, panaceas para alcanzar la felicidad, y donde pululan pseudosanitarios que resuelven con un baño de sal «bio» (?), eso sí, disparada de precio, ¡aquello que los científicos, cómplices de las malvadas farmacéuticas montadas en el capitalismo, parecen no conseguir a pesar de décadas de investigación, inversión y esfuerzo!

Pero, tal vez, la peor consecuencia de esta concepción simplista de la enfermedad sea que recupera la idea, modernizada, de que su origen, como el pecado primigenio, se sigue de una acción inadecuada de quien la padece. Antes fue la desobediencia a Dios, ahora es la mala gestión de emociones y sentimientos.

Y es que, si no te curas, es porque no quieres.



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